Dragones y príncipes azules.
- Alexandra Simon
- 20 jun 2016
- 1 Min. de lectura

Oh los príncipes, Oh los dragones, Oh los Tatuados, los moteros, los vampiros, los roqueros, todos y cada uno de ellos en nuestra mente femenina, todos que nos hacen suspirar, amar, soñar, desvelar, que maravillosos son. Sin embargo sobre los primeros ha caído en descrédito terrible, quizás porque a las chicas en realidad esos hombres tan buenos, tan lindos, limpios y celestiales, no nos llaman tanto la atención como aquellos dragones mal hablados y sinvergüenzas que nos aman a lo macho, pero que tienen corazón de niños maliciosos y divertidos. Las mujeres no somos de Venus, somos de un universo diferente, y siempre hemos tenido fascinación por estos personajes que son lobos, con pieles de lobos. Sabemos racionalmente que ellos no nos convienen, que no son rescatables y que jamás nos harán felices, pero nos encanta leer sobre ellos, y nos encanta creer que en algún momento a pesar de lo malos que son, pueden amar con la fuerza de mil soles.
Vemos a los príncipes en sus castillos, siempre tan divinos y bien puestos, cabalgando en sus caballos blancos, pero el dragón que ruge en la montaña, que está solo, que aúlla de rabia y fuego nos llama, quizás él tiene un secreto perverso que desea compartir y las princesa, que bostezan en sus castillos, hartas de bailes y zapatillas de cristal quieren saberlo, nosotras también.
Comments